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Las vacunas contra el COVID-19 se desarrollaron rápidamente, pero siguiendo los más altos estándares de seguridad posibles

Como la necesidad de encontrar una vacuna contra el COVID-19 era urgente, los gobiernos y las empresas invirtieron mucho más dinero en desarrollarla. Las fases de investigación y desarrollo tuvieron lugar al mismo tiempo en todo el mundo y se llevaron a cabo siguiendo estrictas normas clínicas y de seguridad. Esto permitió un desarrollo más rápido de la vacuna, pero no significa que los estudios sean menos rigurosos ni que la vacuna sea menos segura.

Fuente: Organización Mundial de la Salud

Antes de poner las vacunas a disposición del público, su seguridad se prueba exhaustivamente

Las vacunas se someten a ensayos exhaustivos antes de introducirse en un país. Científicos y médicos expertos siguen estrictas normas internacionales a la hora de decidir si ponen una vacuna a disposición del público. Las vacunas, como todos los medicamentos, pueden causar efectos secundarios menores y temporales. Los efectos secundarios más graves son extremadamente inusuales. Es mucho más probable que una persona sufra daños graves por una enfermedad que por su vacuna.

Fuente: Organización Mundial de la Salud

Colocarte la vacuna contra el COVID-19 no te contagia de esta enfermedad

Ninguna de las vacunas contagia COVID-19, ya que ninguna de las que está disponible para el público contiene el virus vivo que provoca el COVID-19. Aun así, es posible que provoquen efectos secundarios leves, como dolor en el brazo o fiebre leve, lo cual indica que la vacuna está funcionando.

Fuente: GAVI, the Vaccine Alliance

Los efectos secundarios de la vacuna suelen ser leves

Las vacunas protegen nuestro organismo de ciertas enfermedades. Como cualquier medicamento, pueden ocasionar efectos secundarios leves a corto plazo mientras el organismo se adapta a ellas, como dolor en el brazo o fiebre. Es posible, aunque extremadamente inusual, que provoquen efectos secundarios más graves. Es mucho más probable que una persona sufra problemas graves por una enfermedad que por su vacuna.

Fuente: Organización Mundial de la Salud